Wednesday, October 12, 2005

SPQR HISTORIA DE GLUTEO IV PARTE


He querido contar aparte la muerte de los familiares más cercanos de Nerón, acaso por que tuve algo que ver.
Apenas llevaba un año de emperador y Británico le miraba raro. Hay quien piensa que el primogénito de Claudio cuestionaba la legitimidad de Nerón, pero en el fondo su naturaleza hosca tenía motivos.
-Glúteo, mi pequeño pimpollo - me dijo una mañana - , tu le caes muy bien a mi hermanastro Británico, ya sabes que desconfía de mi. He pensado en ayudarle con una poción de mi invención en la que se equilibran los humores de forma que mejoran el carácter. Si tu le llevas el vino esta noche a su cuarto, no te costará nada administrarle mi remedio. Esta situación ya la había vivido.
Cogí la bolsita que me entregó Nerón y camino de la bodega tropecé derramando parte de su contenido. Sólo pude echar en la jofaina una cuarta parte de la dosis, pero aún así, hizo el efecto deseado.
- Hoy no esta Belusia para servirme - me dijo Británico con mala leche. No se de donde se sacó mi amo que yo le caía bien. También decía lo mismo de Claudio y éste me llamaba pódex.
- Belusia quiere aprender griego con el maestro Séneca, mi señor.
- ¿Quien lo iba a decir del puto viejo? - contestó con el tono más desagradable que pudo encontrar. Bebió un gran sorbo de vino directamente de la jofaina y se me quedó mirando con el rostro ceñudo.
No había pasado ni medio minuto cuando Británico salió corriendo hacia las letrinas apretándose el vientre. Por unos momentos pensé que los pasos de Nerón en pos de la sabiduría de los artes de la medicina emocional no fuera todo lo genial que yo pensara. Al cuarto de hora volvió Británico.
- ¡Hoy es el día más feliz de mi vida Glúteo!. Llevaba diez días sin cagar y de repente los dioses Lares me bendicen con el fin de mi sufrimiento.
A partir de ese día su humor fue inmejorable. Nerón me dio una gran reprimenda por haber puesto poca cantidad, ya que según él, es peligroso quedarse corto en la dosis. A la semana siguiente le di la cantidad correcta pero alguna otra enfermedad debió perforarle los intestinos y se desangró en cuestión de segundos tras
haber bebido el vino.
De la muerte de su queridísima madre yo y solo yo fui el culpable. Su hijo, en un afán experimentalista y científico le construyó una magnífica nave liburnesa para navegar por el Adriático. Quería compensar así el distanciamiento que les afligía por malentendidos políticos. Los malditos elementos la hicieron naufragar y hasta mi llegó la noticia de su muerte. Poco después, cuando fui al mercado en mi día libre vi a los esclavos de Agripina diciendo que estaba viva. Cuando se lo conté a Nerón se puso pálido.
- Esa no puede ser mi madre - me dijo -, todo el mundo vio como se ahogó. Es un espíritu del Hades que como en la leyenda de Trolidatres ha venido a burlar su memoria. ¡Guardias!, partiréis inmediatamente a la villa de mi difunta madre y le cortareis la cabeza al espíritu impostor que la habita.

En fin, cosas que pasan. Ya habían transcurrido diez años de su entronación y la inventiva de mi amo estaba llegando a su fin. Por entonces retomé la idea de librarle de su cuerpo mortal. El caso es que se estaba volviendo repetitivo y adquiriendo peor olor. Yo sabía que la causa de su decadencia era el cochino cuerpo humano. Ya no me dignaba con su presencia por las noches, para ello prefería a su secretario Epafrodito. El pobre parecía llevarlo peor de lo que yo lo hice antaño.
Obsesionado con los seguidores de una extraña religión oriental que decía que el hombre poseía un alma inmortal, hizo todo lo posible por adquirir una. ¡Pobre Nerón!, el ya era inmortal, ¿acaso no recordaba que era la encarnación de un dios?. Tendría que ponerle remedio y pronto. Además, sus actos estaban dando mucha publicidad a una secta que cada vez tenía más adeptos y que podría acabar con la grandeza de nuestros fabulosos dioses. ¡Un sólo dios!, ¡que locura!. Como mi amigo el liberto Teutro dice: “ Si te cagas en el dios del cielo, siempre puedes esperar la ayuda del dios de la tierra, o del río. Es difícil enfadarte con todos a la vez, pero estos tíos, si la joden con su dios... ¿Qué otro va a ayudarles?.”
En el circo, después de que las bestias acabaran con decenas de estos curiosos judíos, Nerón bajaba a la arena con un saco para intentar capturar almas. El pobre iba de mal en peor y repetía este tipo de ceremonias con más frecuencia.
Había vuelto a su vieja costumbre de salir por las noches para asaltar las tiendas de los mercaderes. No me llevaba consigo, pues la gente era cada vez menos comprensiva con sus arrebatos de artista y prefería hacerse acompañar por pretorianos. Una noche decidí seguirle para llevar a feliz término mi antiguo plan.
Nerón y los soldados habían ocupado una vieja taberna y se divertían con las cantineras. Yo desde fuera oía a mi amo lamentarse del olor y falta de estética de la ciudad de Roma. Lo tuve claro, prendería fuego a la taberna y mi amo se transformaría por fin en el dios que siempre debió ser.
- Estoy harto de esta Roma infecta - se lamentaba mientras tanto mi señor - , sus callejuelas y mal olor son al arte lo que tu cara a la belleza, decurión Aulo.
Si Zeus me diera una señal para ponerle remedio... He bebido demasiado, me voy fuera a mear.
Y allí estaba yo, con una antorcha en la mano y cara de circunstancias.
-¡Glúteo! - extendía hacia mi los brazos con alegría -. Siempre dije que tu eras el único que me comprendía. ¡Claro,! remodelaremos la ciudad con el fuego y construiremos una nueva y esplendorosa Roma. Mis pretorianos se encargaran, vayamos a palacio, desde allí disfrutaremos del espectáculo.
No era lo que yo tenía en mente, pero en poco tiempo el resultado si lo fue. Aunque le achacaron el incendio a la secta judía ( el pueblo no estaba preparado para aceptar la genialidad artística ), demasiada gente vio a los pretorianos prender fuego a las viviendas con antorchas. Todo fue cuesta abajo y la popularidad de Nerón cayó en picado. Volvimos a las andadas con conspiraciones e intentos de derrocar a mi amo. Poco después, tras un complot de un tal Pisón, mi amo se quiso volver a congraciar con Séneca.
- ¡Mi querido tutor! - recibió Nerón a Séneca.
- ¡Salve Nerón, la estrella que ilumina a Roma!.
- No seas sarcástico, se que en el fondo tu me entiendes. El pobre populacho no sabe el favor que le he hecho librándole de esas chozas tan horripilantes. La nueva ciudad emergerá más bella y con mejor olor.
- Estoy convencido de que miles de romanos te lo agradecerían personalmente.
- volvió a terciar Séneca de forma cortante.
- ¡Vamos, vamos!. No te he llamado para que nos enfademos. Quiero que todo vuelva a ser como antes. He tenido otra idea luminosa... No te alarmes, viejo maestro, se trata de una gira itálica promocionando el arte y la belleza. ¿Te acuerdas Glúteo de como nos recibían en Grecia ?.
- Si mi señor, la alegría era manifiesta a nuestra llegada y muchísimo más a nuestra partida por la felicidad eterna que supone haber escuchado el bello canto de Nerón.
- Ya lo oyes, Séneca. Te he incluido en mi gira por Italia para que me asesores en mis discursos, bailes , cantos, en fin, en todas mis manifestaciones artísticas. Para prepararlo todo tendremos que ensayar juntos durante horas y horas y a lo largo de días y días. Ahora que lo pienso, puede que meses.
La cara de Séneca adquirió una extraña expresión de alcachofa y aceptando la proposición pidió permiso para ir a su casa a por sus pergaminos. Todavía se ignora por que tomó con tanta rapidez la decisión de suicidarse.
Las malas noticias nunca vienen solas y un tal Vindex en las Galias y Galba en Hispania se rebelaron contra Nerón. Todo el mundo le dio la espalda. Solicitó dinero a los Senadores y hombres ilustres de Roma, pero nadie le tomaba en cuenta. Había oído rumores de que el populacho iba a lincharle y pidió ayuda a los pretorianos.
- Tan mala es la muerte, ¡oh mi emperador!. Es lo único que te queda por probar, después nos lo cuentas, ¿vale?. - le contestó un soldado que tuvo que soltarse de los brazos del dios que se aferraba a sus piernas.
Yo no podía resistir más el espectáculo y decidí convertirlo en dios ahí mismo. Fui a buscar un puñal y cuando volví el cabrón de Epafrodito, su secretario, se me había adelantado. El pobre sonreía con satisfacción como si se hubiera vengado de una antigua herida mientras se llevaba la mano al trasero. Pasaron los segundos y Nerón se convirtió en dios. Debió aburrirse de nuestro planeta, por que nunca se le volvió a ver. Como era un ser tan inquieto por adquirir conocimientos nuevos seguro que está en otros mundos experimentando.

Tuesday, October 11, 2005

SPQR HISTORIA DE GLUTEO III PARTE


Estaba dormido de tanto beber vino. Después de su boda con Popea, me esperaba una época de tranquilidad. Yo no había renunciado a desenmascarar la naturaleza divina de mi amo, pero no le hacía ascos a un merecido descanso.
Para divorciarse de Octavia, quiso que yo me acostara con ella, pero viendo que mi persona no era creíble por contar a pena once años, decidió que otro cargara con aquella misión.
- Estoy pletórico - me dijo Nerón, irrumpiendo en mi habitáculo de modo abrupto - . Creo que después de mis éxitos en Nápoles y Roma debería hacer una gira por la cuna del arte y el pensamiento.
Y así fue que la noche que creí poder dedicar al descanso la tuve que ocupar en todo tipo de preparativos. Al día siguiente, un ejercito de dosmil personas con los enseres más queridos de Nerón, poníamos camino a Brindisi para tomar las naves que nos llevarían a la Magna Grecia.
Quería sobresalir en todo y no se contentaba con los concursos de canto y poesía, también se creía un auriga consumado y gustó de participar en carreras de cuadrigas.
Sus éxitos como bardo eran morrocotudos. En cada ciudad que abandonábamos, el fervor religioso renacía con un ardor inusitado, ofreciendose tributos y sacrificios a todo tipo de dioses. Incluso se despertaron a aquellos, que como Atenea, son anteriores a la llegada de los propios Aqueos, los fundadores de todo lo griego y protagonistas de Homero en la toma de Ilion.
En una de las carreras en Olimpia, vi la oportunidad de desprender del cascaron mortal a mi divino amo. Se había empeñado en guiar un carro con diez corceles en la prueba. Yo quise ayudar un poco y serré los radios de las ruedas para facilitar el tránsito de mortal a divino de mi señor.
Nerón estaba exultante, su carro iba adquiriendo más y más velocidad. En una de las curvas salió despedido, pero con tal mala suerte que cayó en las gradas encima de una parturienta, provocandole la rotura de aguas y que diera a luz a su criatura. El divino Nerón se quedó un poco contrariado, pues cuando salió volando, creyó oír un rugido de satisfacción en el público, seguido de la decepción cuando se le vio ponerse en pie. Enseguida comprendió que realmente se trataba de un lamento reverencial ante su divinidad. No se cortó un pelo y volvió a montarse en el carro. Los radios de las ruedas eran endiabladamente resistentes pero con todo volvió a catapultarse en la primera curva y ante el asombro de todos fue a posarse sobre una camilla que llevaban en socorro de otro auriga. Mi amo desde la camilla hacía el signo de la victoria y se dio la carrera por terminada. Se le nombró campeón absoluto de la jornada y no me cabe duda de que fue merecidamente. Cuando los criados recogieron su carro, los puñeteros radios cedieron por fin. La escabechina que hicieron en esos pobres desgraciados fue de aúpa. ¡Lastima!, eso podría haber liberado la divinidad de Nerón de una vez por todas.
Celebró su éxito como corresponde a un héroe. Al desembarcar en Nápoles se hizo derribar un arco del teatro para que pasara desfilando su comitiva a su través. Otro tanto se hizo en Circo Máximo a su llegada a Roma.

Mi amo, para descanso de mi persona, cada vez estaba más interesado en un estudio sobre la sexualidad humana y sus reacciones. Por ello, la mayoría de las noches dejó de dignarme con su presencia y con su penetrante olor. Sus emanaciones eran como la carne putrefacta, pero es normal en un dios que ocupa de forma interina un cuerpo mortal. Al fin y al cabo, la carne se rebela ante tales destellos. Nerón lo probó todo, desde las reacciones de las Vestales , como la pobre Rubría, a la sutil caricia de las maquinarias más increíbles en los cuerpos de los prisioneros. También se metamorfoseó en animal, como si se tratara del propio Zeus, para experimentar con todo tipo de candidatos, hombres , mujeres, niños o bestias, las variantes venéreas más desconcertantes que pudiéramos imaginar.
Tiempo después quisó probar una herramienta de su invención para el afeitado.
- ¡Glúteo! - me dijo entusiasmado como un niño con juguete nuevo -. Mira que artilugio he construido, es el afeitador Nero Magnificus.
El cachivache tenía un aspa hidráulica llena de cuchillas. La verdad sea dicha, complicadillo era, pero pinta peligrosilla también. Yo hubiera querido que lo probara él. Si funcionaba, le dejaría un afeitado precioso en su barba de chivo: una pelusilla hisurta por parroquias con remolinos cojoneros. Si no, pasaría al mundo de los dioses. Claro, que por un momento pensé que la probaría conmigo. Menos mal que debido a mi edad y constitución soy muy lampiño.

- ¡Otra vez! - dijo el Cónsul Ático Vestino - Ya es la tercera vez que adelantamos los Juegos Neronainos, así no los van a tomar en serio.
- Pero es que muero de impaciencia - dijo Nerón - , además, se que mi público no puede soportar la espera.
- Estoy convencido de ello - tercio Séneca, con o sin imprudencia.
- Por cierto, Ático, hay un invento que quiero mostrarte.
El pobre Ático no supo apreciar el afeitador y murió desangrado por los cortes. Hay quién dice que mi señor se había encaprichado de su esposa, pero si se casó con ella, con bella Statilia, fue por no dejarla sola. No mucho antes, la segunda mujer de Nerón había tenido el mal gusto de morirse por no apreciar su cariño. Tal día ocurrió lo siguiente:
- ¡Nerón!, de donde vienes a estas horas y oliendo a cortesana.
- ¡ Mi querida y embarazadísima Popea!, vengo de ojear unas yeguas para nuestro futura heredero. - Al decir esto palmeó la barriguita con cariño. Bueno, puede que tomara carrerilla desde el fondo de la sala, pero la emoción ya se sabe. En fin, descanse en paz.

Una de las personas que fueron ampliando el círculo de incomprensión que se cierne sobre los genios fue su madre. Ella siempre había tenido mucho ascendiente en él. Desde niño lo mima mucho y le hacía cosas que le daban mucho gustito. Claro, que conforme Nerón fue probando las mieles del poder, que cada vez le daban más capacidad y autoridad para realizar sus experimentos a su antojo, menos margen de mando le quedaba a su malacostumbrada madre.
Desde el principio se formó una especie de Triunvirato de incomprensión entre su madre Agripina, su hermanastro Británico y su antiguo tutor Séneca. Ahora prefería la compañía de Petronio que era más festivo y lúdico que el estoico y soso Séneca “Senectus, seniles”. Hacía años que tuvo lugar la muerte accidental de Británico. A partir de aquí, se desencadenarían una serie de acontecimientos que acabarían de forma trágica. Y es que los genios nunca fueron apreciados en su época.

Monday, October 10, 2005

SPQR HISTORIA DE GLUTEO II PARTE



Durante una hora nadie se atrevió a tocar el cadáver de Claudio. Por fin Agripina se puso en pie y dando palmadas ordenó a los criados que limpiaran la sangre y llevaran a su difunto marido a su lecho.
- Nerón, ya lo has oído, el emperador te nombra sucesor puesto que la labor de Británico es restaurar la República. - le dio un ataque de risa y aprovechó las lágrimas para avisar a la guardia.
La Guardia Pretoriana estuvo velando toda la noche, a la mañana siguiente acompañaron a Nerón con su madre y mi persona al Senado. Los senadores, podridos por el largo tiempo de agachar la cabeza ante los soberanos, rindieron toda clase de honores a mi amo. No le hicieron Padre de la Patria por que todavía era muy joven. Mi señor no les guardaría rencor por aquello, aunque inexplicablemente muchos fueran encontrando la muerte en el futuro. Séneca, un estoico íntegro como nadie, y a la sazón tutor de mi amo, ungió con unos nada fingidos parabienes la era de esplendor que se extendía ante Roma.
Perdono deudas, repartió trigo e incluso cuatrocientos sestercios por cabeza entre el pueblo. Si luego la codicia provoco un repunte inflacionista que arruinó a muchos, fue culpa de la maldad del espíritu humano.
Ademas de inquietud científica, mi amo siempre fue un artista. Por desgracias que no vienen al caso, fue instruido por saltimbanquis o gente de la farándula en su niñez, hasta que el buen Claudio le restituyó los bienes de su familia. Tocaba la lira con maestría, recitaba el griego como un oriundo de Atenas y gustaba de representar obras de teatro que ponía en escena a su manera.
Hizo traer a Terpno, el mejor arpista de la época para que tomara parte en su educación. Y así pasaron los primeros meses de su reinado.
- Terpno, ¿no es verdad que mi voz puede competir con el mejor bardo de la Galia? - le preguntó Nerón.
- Por supuesto, es digna de los dioses.
- ¿Has oído Séneca?. ¿Creéis que podría debutar en el teatro de Nápoles?.
Séneca estaba en el extremo más alejado de la sala golpeandose la nuca con una preciosa columna corintia traída de Alejandría. Junto con otra, soportaban el peso de un falso friso en el que se representaba a Vulcano poniendo los grilletes a Prometeo para su eterno castigo. Séneca siempre se sentaba en ese lugar cuando mi amo nos deleitaba con su arte.
- Ese día - dijo Séneca con voz solemne - temblarán los cimientos de la tierra por el asombro de los dioses.
- Entonces no hay más que decir. Mañana saldremos de incógnito para Nápoles.
Aquella noche vino a mi habitáculo y mientras me utilizaba para apagar sus ardores divinos me iba deleitando con todos y cada uno de los versos y cantos que regalaría a los napolitanos. En mitad de una fantástica oda al dios Pan entró su madre.
- Nerón, no crees que ya eres mayorcito para jugar por las noches con Glúteo. Octavia se queja de que tiene que dormir sola y tu debes cumplir tus obligaciones como emperador.
- Madre, no seas aguafiestas. Glúteo es el que mejor entiende mi arte.
- No, si tu madre tiene razón, deberías compartir tu sabiduría con los demás.
Y en efecto lo hizo. Compartió en mi habitación con su madre la sabiduría que había compartido conmigo. A partir de entonces, Agripina sería participe de su arte con mayor frecuencia que su esposa Octavia. A la dinastía claudia le viene de familia eso de ser cariñoso con sus parientes próximos. Agripina, después de convivir con su hermano Calígula, estaba curada de espanto.
La comitiva en la que viajábamos estrictamente de incógnito, con sus cien carretas , doscientos soldados y demás fauna, entró en Nápoles bajo un lecho de flores que la ciudadanía tiraba a nuestro paso de forma espontánea. El teatro estaba rebosante de público y los competidores eran despedidos con discretos aplausos. Desde el medio día hasta que empezó a oscurecer, mi amo enlazaba su poesía con cantos surgidos de la más bella y divina inspiración. Tocaba la lira con un estilo moderno que desafiaba la escala musical pitagórica y nos catapultaba al éxtasis con tonalidades que jamas humano alguno pensó que fueran posibles de ejecutar. En mitad de uno de sus más agudos chillidos llenos de arte, cuando imitaba en una canción pastoril el suave mugido de un buey lamentandose por no poder satisfacer a su amada, se materializó la profecía. Como el sabio Séneca había anunciado, el escenario tembló y los dioses bramaron de satisfacción. La plebe, inculta e ingrata, pensó que se trataba de un terremoto. Los desagradecidos que intentaron salir, desairando al artista, se encontraron con el justo y merecido acero de la guardia que los volvía a empujar hacia adentro.
Haciendo caso omiso de los temblores de tierra, mi amo siguió regalándonos con su magnificencia hasta que volvió a despuntar el alba. Finalmente la gente comprendió, pues dicen que cuando nos marchamos, hicieron sacrificios en todos los templos como acción de gracias. Ni que decir tiene que el jurado nombró a Nerón campeón absoluto de todos los tiempos, colmándolo de condecoraciones.

Como gran artista que era y solo por experimentar, quiso ponerse en la piel de salteadores de caminos para poder escribir una tragedia sobre las aventuras y desventuras de un ladronzuelo. Por la noche, acompañados de esclavos provistos de porras, representábamos el guión al dedillo. Entrábamos en las tiendas de los mercaderes de Roma destrozando, golpeando y dándonos al pillaje. Después, con el fruto de nuestras salidas nocturnas, subastábamos los bienes entre patricios y comerciantes. Muchos de ellos reconocían sus pertenencias, pero como sabían que mi amo lo hacía por puro afán artístico, no rechistaban lo más mínimo. Al menos, jamás se conoció a nadie con vida que lo hubiera hecho.
En una de esas salidas unos mercaderes resabiados y sin juicio, la emprendieron a pedradas con nosotros. Mi buen amo protegía mi retaguardia con tal eficiencia, que todas las piedras me dieron en la cara y ninguna en el culo. Allí tome plena conciencia de que en el cuerpo mortal de Nerón se ocultaba un Dios y no un hombre. A partir de ese día me comprometí a librarle de tan mezquina envoltura que , por modestia, se negaba a abandonar. Cuando destruyera su cuerpo mortal, su divinidad iluminaría el mundo.

Saturday, October 08, 2005

SPQR HISTORIA DE GLUTEO I PARTE


Mi nombre es Glúteo, me lo puso mi amo al nacer, bendiciéndome con el nombre griego en todos sus sentidos. Esta es una historia sobre mentiras y calumnias hacia un hombre de ciencia y el mayor artista de todos los tiempos. El sacrificio y el estudio fueron sus motores. La posteridad, perversa e ingrata, pudiera confundir las enormes virtudes de mi señor, con los más espantosos vicios.
Yo tenía pocos años entonces, pero ya era el favorito de Nerón. Siendo todavía emperador el venerable Clau-clau-claudio, el ansia incansable de saber y el amor por el conocimiento, le llevaron a mi amo a poner en práctica un experimento. Fascinado por la naturaleza, en la que las fuerzas opuestas se contrarrestan, decidió probar un remedio homeopático con su padrastro.
- Mira Glúteo - me decía - , esta variedad de seta provoca parálisis, pero a mi padrastro no le afectará mucho por que ti- ti-tiene la len, la len-gua medio acostumbrada a ello. Esta otra provoca locuacidad antes de matarte, pero como Claudio parece tener vitalidad para vivir mil años se quedará sólo con los efectos positivos. Así, a partir de mañana, el emperador será un orador digno de la dinastía de los Césares.
Cociné yo mismo una mixtura de esas setas en mi habitación. Como favorito de Nerón tenía mis privilegios y derecho a un habitáculo, no las salas comunales de la servidumbre. Allí permanecería perenne el fuerte aroma de mi amo. Como una señal de bendición de los dioses, Nerón emanaba un fuerte olor. Sus cabellos rubios peinados al estilo de las hetairas griegas le conferían un aire olímpico y sus ( para sus enemigos ) escuchimizadas piernas, eran un tributo al arte Jónico y la delicadeza.
Como corresponde a un dios, su oronda barriga era marca de su importancia, no de su glotonería, como dirían los maliciosos.
Cuando tuve preparada la mezcla, me acerqué a las cocinas. Sabía que Claudio desconfiaba de toda la servidumbre, pero a mi no me tenía en cuenta. Antes de un banquete, el emperador llevaba a los catadores de comida a su lugar de preparación. Cuando quedó satisfecho, dejo a cargo de las viandas a un esclavo suyo de confianza. Yo me limitaba a remolonear por ahí.
- ¿Qué haces aquí, pódex ( asshole en latín)? - me dijo Claudio.
Yo llevaba el cuenco de setas y puse en marcha el plan de Nerón.
- Mi amo Nerón me dijo que le llevara tus setas para ponerle unos condimentos especiales de Siria para sorprenderte, oh gran Claudio.
- Pues déjalas aquí. No me gustan las sorpresas. - Claudio me arrebató el cuenco y las miró con deseo. Le encantaban las setas.
- No me llamo Pódex, me llamo Glúteo. - Le quise puntualizar altivo.
- ¡Ve-vete de aquí, culo, ve-vete con tu culo a otra parte!. Esta discusión me ha dado hambre. Vamos a cenar. - le anunció a su criado.
En la sala de banquetes estaba toda la familia reunida. Claudio llevaba en sus manos el cuenco de setas. Pensó que puesto que yo tenía la orden de enviarselo a Nerón, era el único alimento que todavía no había sido manipulado.
- ¿No crees que es poco romano utilizar a un esclavo medio desnudo para apoyar los pies? - le preguntó Claudio a su hijastro mientras comía con deleite sus “saludables setas”.
- A Glúteo le gusta - contesto Nerón.
- Culo no se atrevería a lle-llevarte la contraría, como hombre importante de Roma, tienes que comportarte de una manera más seria.
- Deja al chico en paz - interrumpió Agripina, la madre de Nerón y esposa del emperador - , hace poco que viste la toga viril y no tienes que ser tan severo con nuestro pequeñín.
- ¡Que, ppppp!. - por un momento pareció que a Claudio le iba a estallar la cabeza - ¡Agripina no me jodas!, ese hijo tuyo hace años que tiene pelos en los huevos. - Repentinamente se puso en pie y dijo:
- ¡Heliodógenes!, saca el mejor vino y tira por la letrina este veneno del Rinh.
El experimento del artista parecía funcionar. La parálisis perdió fuerza y el emperador paseaba de un lado a otro de la sala como si tuviera veinte años.
El criado llegó con una gran ánfora de vino griego resinoso que es lo que Claudio entendía por buen vino. Llenó una gran copa y tragó su contenido al estilo bárbaro, sin diluir ese vino de tanto grado en agua.
- Hace mucho tiempo - puso tono de gran orador tras haber bebido media ánfora -, el divino Julio destruyó a la República.
- Ahora vuelve con sus nostalgias republicanas - le susurró Agripina en voz baja a su hijo Nerón.
Claudio levantó el dedo incide con severidad y prosiguió.
- Julio siempre dijo que no quería ser Rey de Roma, pero se apropió de todos los poderes e hizo de las instituciones romanas un simulacro, una pantomima.
- ¿Acaso eran mejores los Catones, Cicerones y ese payaso de Pompeyo? - interrumpió con ironía su hijo Británico.
- Me duele mucho que digas eso, hijo. Si, eran unos bobos, unos hipócritas y unos malnacidos. - hizo una pausa para tomar aliento - . ¡Como todos nosotros!. En la República, los imbéciles, los tunantes, los soplagaitas y la escoria prosperan, es cierto. Pero cabe la posibilidad, aunque sea de casualidad, de que las altas magistraturas, de forma eventual, se vean ocupadas por hombres con un mínimo criterio.
- No reconozco a tu padre - le comentó en voz baja Agripina a Británico.
- Yo, Claudio el lelo, el tartamudo, el idiota, he visto lo que una dinastía puede ofrecerle al mundo. He visto como mi tío Tiberio, el hermano de mi padre el gran Druso, era carcomido por el virus de la monarquía y convertido en un ser infame y dado a todos los vicios. Tiberio, que era un gran militar, se fue transformando en el hombre vengativo y ruin que Roma recuerda. Si la historia es benévola con él, se debe a su última fechoría. Si, la de nombrar heredero a su sobrino-nieto Calígula. Lo hizo de forma consciente para martirio de Roma. Sin embargo, a pesar de haber sido criado en parte por las influencias de Tiberio, los comienzos de Calígula parecían esperanzadores. El pueblo le quería, no en vano era hijo de Germánico. Los soldados le dieron el sobrenombre cuando se ponía las botitas militares acompañando a su padre en las campañas de guerra; estaba muy gracioso con esas cáligas diminutas.
Poco a poco, la podredumbre se fue abriendo paso y lo peor de los claudios fue saliendo a la luz: El incesto, la crueldad, la desconfianza, el asesinato. Si, reinó pocos años, pero tuvo tiempo de realizar todas las ofensas posibles a la dignidad romana. Prostituyó a mujeres senatoriales, hizo senador a su caballo Incitatus y ...
- realizó una pausa para mirar malévolamente a su esposa - , si, y posiblemente te hizo a ti su potranca, como al resto de tus hermanas. Que yo sepa, tu hermano se acostó con todas vosotras. Eso es lo que opinaba del Senado del Pueblo de Roma tu querido hermano.
- A los senadores no pareció importarles mucho, puesto que se sometieron. - Dijo Agripina, sin entrar en detalles sobre lo que le atañía personalmente en relación a su difunto hermano Calígula.
- Estáis desvariando Padre, me voy a casa, no quiero pasar más vergüenza a tu costa. - Británico abandonó la sala a grandes zancadas.
- No entendéis nada, pero da igual. Yo, Claudio el cobarde, el que no quería ser emperador cuando la guardia Pretoriana le sacó de detrás de un tapiz; el que accedió a la corona para salvar su vida y el sueldo de la guardia, voy a enmendar el error. Aquí en mi toga, oculto un pergamino con mi verdadera última voluntad. Sí, restauraré la república. Sí, mi hijo comprenderá, el puede ser un elemento clave para la restauración. Hoy se ha ido enfadado pero comprenderá.
La mirada de Claudio se quedó fija en el plato de setas y poco después mirando hacia abajo, donde yo servía de cojín a los pies de Nerón, pareció comprender que su cena había sido previamente condimentada, después de todo. Un gran vómito negro empezó a brotar de su boca ante la mirada fascinada de mi amo. El éxito había sido rotundo. Durante unos minutos, el emperador fue locuaz y ágil, pero la naturaleza envidiosa del triunfo de un genio como Nerón, quiso truncarlo, llevándose la vida de su padrastro.
Este fue el comienzo de la labor de un hombre inquieto ante los retos del cosmos y comprometido con el arte y con la ciencia.